El carácter, aroma, sabor, textura y color dependen en gran medida de la tierra en que son cultivados los olivos, de la forma de estos cultivos (tradicional, intensivo, ecológico, secano, regadío), de su hábitat (campiña, loma o sierra) y de su climatología, pero también de la variedad de la aceituna (sólo en España hay 262 tipos) y la madurez del fruto en el momento de la recolección. Y por supuesto que influye el cuidado de la aceituna en el campo y en la almazara, así como su tratamiento durante el proceso de producción y almacenamiento.