La comida mexicana es conocida por la combinación de sabores que hacen -literal- explotar tu paladar y por la complejidad para su preparación. No en vano en el año 2010 fue considerada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidad para la Educación, Ciencia y la Cultura (UNESCO). Si bien esta distinción aplica para la cocina tradicional, la cocina mexicana en general se ha ganado un lugar importante en el ranking de las mejores gastronomías del mundo.
A lo largo del tiempo, la cocina mexicana ha sido influenciada por hechos históricos. Al principio, los grupos nómadas descubrieron el cacao y otras semillas de los árboles. Después con la llegada de los españoles y la caída de Tenochtitlán, durante la conquista los europeos trajeron elementos importantes para la cocina Latinoamericana actual como el trigo, el ajo, las zanahorias, los limones, entre otros y también se inició el cultivo de la vid.
Así, la cocina mexicana representa la fusión de dos civilizaciones, simbolizadas en el mítico banquete con el que Hernán Cortés celebró su victoria sobre el pueblo azteca y que narra perfectamente el historiador Bernal Díaz del Castillo en su libro “Historia de la Conquista”. Comieron cerdo y vino, ninguna de esas cosas era conocidas ahí; pero no aún el trigo, así que comieron la carne de cerdo con “pan de maíz” las tortillas que era el alimento principal de los indios.
De igual forma, la cocina primitiva le regaló sabores al viejo mundo, jitomates, aguacates, cacahuates, chayotes, cacao, epazote, el famoso chile mexicano y la vainilla que Cristóbal Colón en su afán de encontrar la codiciada pimienta, al ver a los nativos comerla y probarla él mismo, la encontró muy picante y quedó convencido que aquello era una especie de pimienta, con este nombre la envió a España.
La aportación europea trajo a América una cantidad de comestibles como arroz, azúcar, aceites, naranjas, limas, reses, carneros, cerdos y obviamente los productos derivados de estos animales, como quesos y mantecas, leches y embutidos. Esta fusión determinó el mestizaje en lo gastronómico y que se mezclan perfectamente los alimentos básicos por excelencia: el maíz y el chile. Aunque los panecillos de trigo al estilo europeo cada vez ganan mayor aceptación.
Actualmente la comida mexicana tiene una gran influencia de otras culturas, además de la española, como la francesa, del oriente medio y asiática. Estas influencias culturales se han logrado mezclar de gran manera con platillos regionales como mole poblano, chiles en nogada, cabrito, chilaquiles, diversos tipos de pozoles y la cochinita pibil.