¿Nos creerías si te decimos que es el manjar más caro del mundo, que crece de forma salvaje y normalmente se usan perros para encontrarlas?
Así es, la trufa blanca, mejor conocida como «el diamante blanco de la cocina», forma parte de la gastronomía actual. Se recolecta durante los meses de octubre a diciembre y es originaria de la zona del Piamonte italiano. Sigue leyendo y conoce más sobre el tubérculo más codiciado de nuestros tiempos.
Su textura es dura como la de una castaña y al abrirla muestra este manjar delicioso. Su piel es tan fina como el terciopelo y su interior es de color café entre rojizo y amarillento. Es muy delicada y puede dañarse en muy pocos días.
Ahora, imagina una mezcla de gas metano, ajo y queso fermentado, así huele la trufa. ¿Te suena extraño? puede que sí, pero este olor intenso es el ideal para aromatizar aceites como el nuestro. Su sabor y olor son súper fuertes lo que permite que también se consuma cruda, en pequeñas porciones ralladas o en láminas sobre los platillos como pasta, risotto o huevos.
Superado el olor, te decimos que la trufa blanca es sana y nutritiva. Un alimento que aporta fibra, vitaminas, agua e hidratos. Tiene vitamina B, B2, B3, B6, B9, vitamina C, vitamina E, potasio, hierro, sodio, fósforo, calcio, zinc, ácidos grasos saturados y monoinsaturados. Una buena razón para consumirla con total certeza de que va a aportar beneficios al cuerpo.
Su limitada disponibilidad convierte la trufa blanca en un producto caro que supera por miles el precio de cualquier tubérculo de consumo masivo.
Al ser un tubérculo, crece debajo de la superficie del suelo, entre 15 y 40 centímetros en simbiosis con las raíces de algunos árboles, especialmente encinas, robles y avellanos que soportan altitudes de terreno entre 400 y 800 metros. Crece en llanuras muy húmedas y con buen drenaje.
Lo más curioso de la trufa blanca radica en su proceso de recolección, anteriormente se usaban jabalíes para encontrarlas, porque ¡nadie como ellos para dar con este hongo! El problema era que, así como hallaban las trufas, se las comían de inmediato. Por ello, los recolectores cambiaron a estos animales por perros truferos, como se les conoce a los perros adiestrados. Sin importar raza, tamaño o edad, a los perros se les enseña desde que son cachorros.
Como degustar la trufa blanca
¡Nunca cocines una trufa!, su volátil aroma se pierde inmediatamente con el calor. Lo mejor es consumirla cruda como aromatizante de diferentes platos, se recomienda añadirla en finas láminas o rallada.
En espacios gourmet se pueden encontrar aceites o sal aromatizados, también existe paté, que, aunque son excesivamente costosos, una pequeña porción sirve para aromatizar el plato de tu elección.
Aceite de Oliva Extra Virgen Aroma a Trufa Blanca
En La Española te invitamos a tener una experiencia gourmet con el delicioso aceite de oliva extra virgen aromatizado con trufa blanca. Esta mezcla es un condimento exótico que le agrega sabor a cualquier platillo.
Un plato de pasta, un pescado al horno, salsas de queso u otro tipo, carpaccios, cremas, sopas y platillos a base de carne pueden realzar su sabor con el aroma a trufa blanca.
La preparación incluye una maceración tradicional con el ingrediente deshidratado y pasados uno o dos meses se envasa para su consumo.
Recetas con trufa blanca
Si quieres aventurarte a comer un rico platillo gourmet sigue los siguientes pasos.
- En un plato hondo, coloca una capa de anchoas desaladas y limpias.
- Encima de estas agrega una capa muy fina de rodajas de trufa blanca.
- Complementa con otra de anchoas y trufas.
- Agrega un poco de Aceite Oliva Extra Virgen La Española .
- Tápalo y consérvalo al fresco.
- Puedes comerlo a partir del segundo día y la preparación te durará unos 12 días más.
Sin embargo, si no puedes esperar tanto tiempo para saborear la trufa blanca te recomendamos cerrar tu semana con esta receta de espagueti con aceite aroma trufa blanca.
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